La adopción de animales de compañía sigue creciendo en Europa, y España no es una excepción. Hoy, casi la mitad de los hogares españoles conviven con un perro o un gato, un porcentaje que ha aumentado de manera notable en las últimas dos décadas. La adopción se consolida así como una alternativa responsable frente a la compra, y abre un debate: ¿qué implica realmente adoptar un cachorro o un animal adulto?
¿Quién adopta y por qué en España?
En España, los adoptantes son principalmente familias jóvenes y parejas adultas que buscan compañía, bienestar emocional y un vínculo estable. La motivación más repetida es ofrecer una segunda oportunidad a un animal abandonado, pero también influyen factores como la socialización de los hijos, la búsqueda de un compañero para personas mayores o el deseo de reforzar el equilibrio emocional en el hogar.
Un dato relevante: aunque las adopciones se mantienen estables, los refugios señalan que el número de abandonos sigue siendo elevado y que los gatos ganan terreno frente a los perros, especialmente en entornos urbanos (Fuente: Fundación Affinity, Informe 2023).
Cachorro o gatito: ventajas y retos
Los cachorros y gatitos suelen despertar más interés: su aspecto tierno y la posibilidad de educarlos desde cero atraen a muchos adoptantes. Sin embargo, no hay que olvidar que implican dedicación diaria, aprendizaje de rutinas de higiene, educación básica y socialización constante. Su energía, aunque positiva, exige paciencia y tiempo.
Adoptar un adulto: estabilidad y gratitud
Adoptar un perro o un gato adulto ofrece otras ventajas: suelen estar educados, tienen un carácter ya definido y, en muchos casos, requieren menos esfuerzo en la fase de adaptación. Muchos adoptantes valoran esa estabilidad y destacan la gratitud con la que estos animales responden a su nueva oportunidad. Aun así, los adultos suelen esperar más tiempo en los refugios antes de ser elegidos, pese a que representan una opción muy equilibrada para quienes buscan compañía sin las exigencias de un cachorro.
Perros y gatos: ¿de raza o mestizos?
El debate entre animales de raza y mestizos es recurrente. Los primeros pueden atraer por su estética o por características concretas de comportamiento, mientras que los mestizos destacan por su diversidad genética y capacidad de adaptación. En ambos casos, lo que debería primar es la compatibilidad entre el animal y la familia adoptante, más allá de criterios estéticos.
Cuidados esenciales tras la adopción
Sea cual sea la elección —cachorro, adulto, perro o gato—, la adopción implica una responsabilidad de largo plazo. Entre los cuidados indispensables se encuentran:
- Salud: identificación mediante microchip, calendario de vacunación, desparasitación interna y externa, revisiones periódicas y esterilización cuando sea necesario.
- Higiene: cepillado regular, baños con productos naturales y suaves, limpieza dental, cuidado de las uñas y mantenimiento de la zona de descanso limpia. En gatos, un arenero higiénico y de calidad es fundamental.
- Alimentación: dieta equilibrada, adaptada a la edad, tamaño y nivel de actividad. Una transición progresiva tras la adopción evita problemas digestivos.
- Bienestar emocional: socialización, rutinas estables, juegos interactivos, paseos diarios y espacios seguros dentro del hogar.
- Prevención: atención a cambios de comportamiento, control del peso y apoyo en etapas de mayor vulnerabilidad como crecimiento, envejecimiento o convalecencia.
Un compromiso de por vida
Adoptar un animal no es un gesto puntual, sino un compromiso que puede durar más de una década. Significa asumir la responsabilidad de acompañar en todas las etapas: desde la energía juvenil hasta los cuidados propios de la vejez.
En este camino, productos como suplementos naturales, champús suaves, bálsamos protectores o cuidados dentales —elaborados con ingredientes respetuosos con la salud animal y el medio ambiente— se convierten en aliados prácticos para mantener su bienestar cotidiano.
La adopción en España refleja una tendencia positiva hacia una mayor responsabilidad y sensibilidad social. Cada elección —cachorro o adulto, perro o gato, mestizo o de raza— responde a motivaciones distintas, pero todas tienen un denominador común: la voluntad de ofrecer un hogar y un cuidado digno a un ser vivo que lo necesita.
La decisión no debe tomarse a la ligera, pues implica compromiso, paciencia y recursos. Pero quienes dan este paso coinciden en algo: la recompensa, en forma de compañía leal y afecto incondicional, supera con creces cualquier esfuerzo.